Las relaciones interpersonales


Las relaciones interpersonales o sociales cambian con el paso del tiempo, con las conductas, con los hechos... de tal manera, que llega un punto de inflexión en el que no hay vuelta atrás, en el que ya nada es lo que era y que no puede volver a ser. A veces, es necesario soltar la cuerda para volver a empezar, para construir otro tipo de relaciones, aún con la misma persona, pero de manera diferente. Las personas cambian, los sentimientos cambian, las experiencias vitales nos cambian... ya no somos los mismos y no podemos volver a serlo, ni volver a tener las mismas relaciones. Esto no significa que seamos mejores ni peores, sino diferentes, y hay que aprender a vivir con los cambios. Ya que, los cambios son buenos, en tanto en cuanto significan evolución, madurez de la persona que los experimenta. Sin embargo, esto supone sentimientos encontrados entre el saber que tienes que soltar y entre el no querer soltar. No querer soltar algo nos produce daño, pues somos conscientes de su cambio y evolución y, esa acción de no querer soltar, simplemente se produce por el miedo que experimentamos como personas ante la incertidumbre de lo que está por venir. Como seres racionales, nos asusta lo desconocido, somos nosotros mismos los que establecemos una zona de confort y nos sentimos seguros en ella, por lo que cambiar esa zona, esas relaciones establecidas, quizás durante años, implica mucho más que un simple cambio, se produce en nosotros cambios a nivel emocional, social y psicológicos que debemos aprender a aceptar para lograr nuestro objetivo final, la felicidad.
Lo importante en esta vida es dejar fluir, que todo siga su curso natural y dejarnos llevar sin miedo a lo desconocido.

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