Pensamientos
Sufrimos más por lo que pensamos que por lo que realmente sucede. No hay peor tormenta que aquella que ocurre en nuestra cabeza.
Siguiendo a Séneca, "a veces, estamos más asustados que heridos". Y, es aquí, donde intervienen nuestros miedos y sentimientos irracionales que nos hacen entrar en una espiral de pensamientos negativos, de pensar cosas que quizás no van a pensar, en lugar de centrarnos más en hechos concretos.
Deberíamos enfocarnos en los aspectos positivos de esa situación, qué he aprendido, qué me he encontrado en ese camino... Cómo esas experiencias anteriores me han reforzado. Y centrar nuestros esfuerzos en demostrarte de todo lo que eres capaz de hacer, de los riesgos que sabes que puedes asumir y superar. Todo lo que necesitas es dejar de lado la imaginación y volver a mirar a la realidad a los ojos.
No me canso de decir que la mente es maravillosa, de la misma manera que es poderosa. Nuestra mente se puede convertir en nuestro mejor aliado, del mismo modo que puede ser nuestro peor enemigo. Depende de nosotros y de nuestra situación anímica en cada momento afrontar las diferentes situaciones o experiencias vitales, ya que este enfoque nos puede beneficiar o perjudicar. Si estamos en una etapa buena, bonita, eufórica, nuestros pensamientos serán positivos, en contra, si estamos en una etapa más triste, nuestros pensamientos serán más negativos. Y todo ello repercute en nuestra salud mental, incluso, en nuestras salud física si llegamos a somatizar esa situación. Realmente sufrimos, sufrimos mucho y somos incapaces de salir de esa situación, de buscar una alternativa, damos vueltas en círculo sin ver la solución, y, por ende, continuamos sufriendo.
Un dato curioso, y a tener en cuenta, es que el 90% de las cosas terribles que imaginamos nunca terminan haciéndose realidad. Pero mientras que no se hacen realidad, nosotros, nuestro cuerpo, sufre. Utilicemos toda esa energía para cambiar esos pensamientos negativos en positivos, todo en pro de nuestro bienestar mental y físico. Realmente, no sufrimos por lo que nos está pasando, sino por la interpretación que hacemos. Esta reflexión es esencial para enseñar y educar, tanto a nuestros peques como a nosotros mismos, a desarrollar habilidades emocionales. Me sirve, llegados a este punto, para poner en valor la educación emocional, cada vez más importante en el vertiginoso mundo en el que vivimos que nos sorprende muy a menudo y demanda mayor capacidad de adaptación y de reinventarse a uno mismo.
Teniendo todo esto en cuenta, me da verdadera lástima que nos encontremos en esta situación después de haber pasado los años del COVID... No hemos aprendido nada... Quiero recuperar el espíritu post COVID, no planificar, el futuro no existe, existe el aquí y el ahora. El futuro nos agobia, nos hace esclavos, mientras el presente es lo único seguro que tenemos, disfrutemos de él...
Enjoy Life! 😉
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