Eres fuerte
Somos juguetes en manos del destino, ese destino caprichoso que juega con nosotros a su antojo. Ese mismo destino que nos pone en una bifurcación y nos empuja a elegir un camino.
No nos enseñan a ser inteligentes emocionalmente, por lo que, por regla general, nos cuesta tomar decisiones que afectan a nuestro ámbito más personal. Puedes ser un gran profesional, un gran amigo, un gran consejero... Pero, ¿gestionas igual tu vida privada? Probablemente no. Es fácil ver la vida desde la posición cómoda del que observa, en esa posición todos podemos opinar, pero desde dentro la cosa cambia cuando nos adentramos en el mundo de las emociones, esas que son tan complejas y difíciles de manejar. Sin embargo, con cada embiste de la vida, te haces más fuerte.
Te haces fuerte cuando no te rindes, superas obstáculos en el camino, vences el miedo, el dolor, la desilusión, las decepciones... Cuando aceptas el destino y lo afrontas de frente. Cuando aprendes que vivir no es fácil, pero merece la pena. Merece la pena vivir la vida, disfrutar de cada instante, absorber cada momento, que no vuelve a repetirse de la misma manera ni con la misma intensidad, cuando eres capaz de discernir razón y corazón. Cuando eres los suficientemente fuerte como para aceptar tus pensamientos y ponerlos en valor por encima del sentimiento. Sólo en ese segundo comprenderás que la felicidad aparece cuando la razón y el corazón van de la mano, bajan las armas y van a la par. Pero para llegar a ese momento, la vida dijo, tendrás que aprender a ser fuerte, a sortear el sino que tengo preparado para tí, y entonces serás lo suficientemente fuerte como para volar sin miedo. Y mientras esto sucede, no pienses ni por un segundo que eres débil, que estás perdiendo el tiempo o las oportunidades, simplemente, a veces, es necesario saber aguardar el momento, desarrollar templanza y adquirir experiencia para saber qué quieres, dónde estás y dónde quieres llegar. Eres más fuerte de lo crees cuando sabes esperar. Y, nunca, nunca pienses que no ha merecido la pena.
P.D. Te quiero más de lo que te puedes imaginar.
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