Mi bebé...

Porque no vas a ser siempre pequeño y porque tampoco quiero que lo seas eternamente, no puedo cuidarte toda la vida (aunque lo desee), debo fomentar tu autonomía y dejarte volar. Mi misión consiste en construir una buena base para que seas un adulto fuerte. Yo no viviré eternamente, aunque sí lo haga en tus pensamientos...
Tener un bebé en casa es lo más difícil y estresante a lo que deberías enfrentarte en la edad adulta temprana. Quizás vivamos pensando en el futuro, en introducir cereales, quitarles el pañal, que comiencen a tomar alimentos sólidos, a andar, correr, saltar, bajar escaleras, sus primeras palabras, sus primeros dientes y mientras pensamos todo esto, pasa el tiempo, pasa lo más importante... ¡¡Disfrutar de tu bebé!!
Disfrutar de los pequeños momentos, de los pequeños logros, de ese abrazo, esa caricia, ese beso, incluso, esos regalos en forma de piedras del parque que con tanto cariño y amor eligen especial y cuidadosamente para tí.
Un consejo... No dejes pasar un momento, no termines el día sin acercarte a su habitación y observar a tu peque cuando duerme, cuando está tranquilo, obsérvale, dedícale un momento de tu vida, huélele de tal manera que se cree una huella sensorial en tu memoria y no puedas olvidar ese momento, esa sensación de paz y tranquilidad, esa bendita inocencia que impregna a los más pequeños.
Hasta que nos volvamos a leer,
un abrazo.

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