Tristeza


¿Y no os pasa que, a veces, os inundan sentimientos de tristeza sin un motivo aparente? De repente, te embargan sentimientos de tristeza, sin motivo, y te preguntas cuál es la razón de sentirte así, y no encuentras respuesta, y deseas salir de esa emoción, pero mientras más lo intentas, más triste te sientes, y empiezas a pensar en el pasado, quizás en cosas bonitas que ahora echas de menos, ¿y por qué esas cosas que en principio te han despertado sentimientos positivos te provocan ahora un emoción negativa? Quizás la respuesta sea añoranza, melancolía, desear lo que no se tiene, lo que pudo ser y no fue, el querer aferrarse a algo que ya no está, al no evolucionar y quedarse estancado. Y nos hacemos daño al idealizar el recuerdo de aquello que hemos perdido. 

Las emociones han sido, y son, dignas de estudio. Muchos filósofos y grandes pensadores se han hecho eco de ellas, desde la Grecia clásica hasta nuestros días. Las emociones son reacciones psicofisiológicas a un estímulo y cumplen una función adaptativa. Siendo el ejemplo más claro de esta función el miedo, el cual nos avisa de un peligro y nos moviliza para ponernos a salvo. Aunque también cumplen con una función social al ayudarnos a predecir el comportamiento de los demás y amoldando nuestras conductas a esa situación.

Sin embargo, no todas se comportan de la misma manera. Las emociones podemos dividirlas en positivas y en negativas, siendo éstas últimas las que más perduran en el tiempo. De todas las emociones que puede sentir un ser humano, la tristeza es la que mayor impacto tiene en nuestro organismo, pudiendo perdurar en nosotros hasta 120 horas, frente a las 35 horas que dura la alegría. Según la teoría hedónica, esto es así porque la persona se habitúa mucho antes a una situación de bienestar y felicidad que a una situación dolorosa o de pérdida, es decir, para experimentar la felicidad necesitamos buscar placeres nuevos constantemente. Mientras que la tristeza se alimenta de nuestros pensamientos e ideas negativas, entrando en un círculo vicioso del que es difícil de salir. Entonces, si conocemos el mecanismo por el cual una emoción negativa, como es la tristeza, se retroalimenta, ¿por qué no hacemos nada para pararla? Vamos a simplificar la vida y centrarnos en lo realmente importante, en disfrutar cada momento, por los que están y por los que ya no están. Porque sinceramente, ¿si esas personas pudieran comunicarse con nosotros, no creéis que nos darían un tirón de orejas y nos animarían a vivir cada instante como si fuera el último? ¿Acaso sabemos qué nos va a pasar mañana? Vive el momento y Enjoy Life...



Comentarios

Entradas populares de este blog

¡Viva España!

Confía

Pensamientos