Diversidad funcional

 

Hoy quiero hablar de la importancia de las palabras. La forma de expresarnos repercute en la transmisión del mensaje. La palabra está llena de contenido con significado, la palabra es la mejor manera que tenemos de conocer una cultura y una lengua, es fundamental para entender una realidad. A través de la palabra (el lenguaje) nos comunicamos y nos relacionamos, la palabra puede dar lugar a mal entendidos y equívocos, de ahí la importancia de su uso correcto.

Aprovechando que hoy es el Día Internacional de las personas con diversidad funcional, bonita expresión que elimina barreras y discriminaciones injustas, me gustaría reivindicar esta terminología para englobar a un conjunto de personas que poseen características diferentes, ni mejores ni peores a las consideradas dentro de la normalidad (la normalidad es aburrida aunque dé seguridad y tranquilidad), personas que no son discapacitados (estamos restando capacidades, no sumando), que no son minusválidos (valor inferior de algo, en este caso una capacidad), sino personas con capacidades diferentes, capaces de hacer grandes cosas. En el uso que hacemos de la palabra es donde radica que la persona que usa dicha terminología esté condicionando o no a una persona para el desempeño de ciertas actividades, cuando en realidad cada persona es única y diferente al resto, y los límites solo existen en la mente de aquellos atrevidos que osan pronunciarlos. 

El ser humano en sí es maravilloso y depende de cada persona el ponerse límites, nunca nadie debería usar la palabra para dañar o discriminar a otra persona y mucho menos para limitar su libertad.

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