Adiós 2020

 


Y nos toca despedir el año, como cada 31 de diciembre... A mí especialmente el mes de diciembre no me gusta ni me entusiasma demasiado. No obstante, este año quizás sea "especial" y "diferente" ya que debemos aprender de lo vivido, quedarnos con la experiencia, pues un año vivido es un año lleno de aprendizajes y experiencias. Y al final, la vida es eso. La vida es llenar nuestro saco de experiencias que nos llevan a seguir adelante y que forjan nuestra personalidad.

Este año, a diferencia de todos los anteriores, no deberíamos llenarlo de falsas expectativas y propósitos por cumplir. Si algo nos ha enseñado este (maldito) año es a no hacer planes, a coger la vida tal como viene y a disfrutar de cada momento como si fuera único e irrepetible. Hoy más que nunca vive el momento y deja vivir, fluye y deja fluir, lo que tenga que venir vendrá en su preciso momento para dejar en nosotros la huella más maravillosa, la huella de la experiencia. Sin embargo, no debemos de ser tan ignorantes y poco inteligentes de no aprender de los acontecimientos vividos, de olvidar nuestro pasado, pues siguiendo a Napoleón Bonaparte, "aquel que no conoce su historia está condenado a repetirla"

Seamos inteligentes, pensemos de manera racional para centrarnos en lo esencial, en lo que realmente importa. "No es más feliz el que más tiene, sino el que menos necesita", aquel que es capaz de adaptarse a las circunstancias. Y pongámonos como propósito de Año Nuevo vivir cada instante como si fuera el último, aceptemos el futuro como venga, no como creamos que debe venir. Con un paso adelante pero sin perder de vista lo vivido.

Con esta reflexión... ¡Feliz entrada de Año! Y Feliz 2021, el año en el que nuestro bienestar emocional dependerá solo de nosotros y de nuestra capacidad de adaptación.

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