Despedida
A lo largo de este año (año y medio) han entrado en mi vida personas maravillosas, unas lo han hecho de puntillas, sin hacer apenas ruido, mientras que otras han entrado haciendo mucho ruido como un elefante en una cacharrería, pero de una manera u otra todas se han ganado un trocito de mi corazón. Todas y cada una de ellas me han aportado mucho, de una u otra manera, me han enseñado diferentes formas de ver y entender el mundo, experiencias diversas, incluso muchos momentos de paz y serenidad. Y por todo ello me siento afortunada y agradecida a partes iguales por haber encontrado en mi ciclo vital personas bonitas de corazón con las que he compartido grandes momentos. Y, con las que, si el destino así lo considera, me volveré a encontrar, pues el hilo rojo que nos une se puede enmarañar pero nunca romper. Y, si por el contrario el destino nos tiene preparado caminos diferentes no quiero dejar pasar la oportunidad de desearle todo lo mejor hoy y el resto de sus vidas, porque a la gente que quieres de verdad, que te ganan cada día, lo único que puedes desearles es un buen camino. No me cabe la menor duda de que será así, y que lo mejor está siempre por venir.
Y aunque no tenga mis mejores días, emocionalmente hablando, las emociones negativas que pesan sobre nosotros cada vez que nos enfrentamos a una despedida son pasajeras. Las emociones aparecen en nosotros como una respuesta psicofisiológica y cumplen una función adaptativa, si bien es verdad, que las emociones negativas perduran más en el tiempo y se retroalimentan de pensamientos e ideas negativas, como dice el refrán, "no hay mal que cien años dure" (ni cuerpo que lo aguante).
Siempre suelo despedir mis entradas con Enjoy Life, aunque en estos momentos no sea capaz de disfrutar el momento, soy consciente de que como el arcoiris después de la lluvia, la alegría reaparece después de la tristeza. Feliz vida!
Comentarios
Publicar un comentario