Inocencia
Por tanto, ¿cuándo deja un niño o niña de gozar de esa inocencia característica de la etapa infantil? La respuesta la encontramos con el paso del tiempo, pues son las experiencias, tanto buenas como malas, las que moldean nuestras conductas, las que nos hacen desarrollar la picaresca, es la calle la que nos enseña a base de golpes a abrir los ojos y no fiarnos de los demás, pues aunque creo en la bondad del ser humano, es la sociedad la que lo corrompe. No obstante, hay personas que aún gozan de cierta inocencia, bien porque son personas extraordinarias que no han descubierto la maldad por sus propias características personales o bien porque en el fondo hay personas buenas que, aún sabiendo de las malas intenciones de (algunos) los demás siguen confiando en el ser humano. Sin embargo, esto nos lleva a plantearnos una cuestión, ¿es la inocencia un concepto cultural? ¿Si tuviéramos enfrente a una persona de otra cultura, pongamos un Masai adulto, tendría la misma picardía que un adulto occidental? Creo que la respuesta es obvia, y la inocencia está condicionada socialmente, pues depende del ambiente en el que nos movemos y de las experiencias que vivimos. ¿Cuándo dejamos la inocencia a un lado? Esta pregunta es más compleja, ya que podemos encontrarnos niños con 10 años y mucha picaresca, por las situaciones que les haya tocado vivir, y a adultos con pinceladas aún de inocencia.
Analizando este tema, no deja de venirme a la mente una película que, sin duda, recomiendo aunque sea antigua (1999) "Inocencia interrumpida", donde podemos ver diferentes trastornos a consecuencia de las situaciones que les ha tocado vivir a las protagonistas, cuya inocencia se ha visto interrumpida por estas circunstancias.
Y, por último, siempre que hablo de Inocencia no puedo dejar de acordarme de ti, con la inocencia de una niña que vuelve a tus brazos en busca de consuelo y besos de abuela.
Disfruta la vida y sé feliz, con la inocencia de un niño que ve la vida por primera vez...
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