Vida


La vida es aquello que sucede mientras nos preocupamos, mientras pensamos en el futuro, en el "y si...". La vida pasa sin darnos cuenta y, es cuando paramos, cuando nos damos cuenta del tiempo perdido y del que no hemos disfrutado. 
Es inherente al ser humano el hecho de preocuparnos por el futuro y por lo que pasará en determinado momento. El ser humano ante los acontecimientos de la vida solo puede actuar de dos maneras:

* Si el resultado depende de mí, en ese caso puedo actuar para modificar dicha situación y, por lo tanto, puedo buscar soluciones para el problema, me puedo preocupar por él.

* Si mi manera de actuar no depende del resultado final de ese acontecimiento, entonces, no tengo que preocuparme por él, sino disfrutar de la situación tal y como viene y esperar el desenlace, que por muy duro o doloroso que sea, no es eterno y tiene un final. Disfruta de ese tiempo y aprende de la experiencia.
En este caso no estoy hablando de indefensión aprendida, de comportarnos de manera pasiva ante la situación y no hacer nada aunque se nos presenten oportunidades para ello. Sino de todo lo contrario, de evitar esta situación de indefensión para eludir sus consecuencias que estarían relacionadas con depresión y trastornos mentales, haciendo frente a dicha situación bien a través de un control externo o interno de la misma, que nos haga disfrutar de ella y ser felices, por muy duras que estás circunstancias sean.

Si algo debemos aprender de la situación excepcional (pero no única) de pandemia que estamos viviendo en la actualidad es a disfrutar más del tiempo, de las personas, de las situaciones... En un suspiro todo puede cambiar de nuevo, lo que sabemos o conocemos hasta ahora puede que no nos sirva para nada, debemos adaptarnos a nuevas situaciones. De repente, la vida se para y te dice, "ahora mando yo". Y de golpe, todo cambia y ese cambio aparece de manera repentina, sin previo aviso, modifica todas tus expectativas, te cambia, no hay vuelta atrás... La vida te lo dice de la única manera que sabe, puede venir en forma de enfermedad bien sea un cáncer, un ictus, un infarto, un puñetero virus, un aborto inesperado o una simple caída... Da igual que tengas 2, 27, 33, 53 ó 66 años, llega cuando menos te lo esperas.
¿Debemos preocuparnos de esto? Debemos preocuparnos en su justa medida. En lo que puedo yo hacer por mejorar esa situación, por aprender de ella y mejorar. La única premisa válida y verdadera en la vida es la supervivencia del más fuerte y como tal tenemos que actuar, adaptarnos a las situaciones nos hace más fuertes, más felices y libres.
¿Y si al final somos juguetes en manos del destino? Y si al final somos sus juguetes, juguemos disfrutando de cada momento, de cada minuto, siendo responsables pero sin pensar en el mañana, el mañana no existe...

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