Estamos de carnaval
En estos días, se celebran los carnavales en muchos lugares, bien sea por tradición o por diversión es algo que sigue instaurado en nuestra sociedad.
Para los más pequeños poder disfrazarse estos días se traduce en muchos beneficios, pues está demostrado que el juego tiene un gran valor terapéutico, y los disfraces no dejan de ser algo lúdico.
El juego es una función básica y de carácter universal, aunque tenga un significado diferente según sea visto por un adulto o un niño. Para el primero, es un tiempo de distracción y evasión de preocupaciones diarias, mientras que para el segundo es aprender a conocer el mundo.
A través del disfraz, el niño se siente protegido por el personaje elegido, puede exteriorizar sentimientos y comportamientos que no es capaz de expresar de otra manera. Por tanto, los beneficios que tiene el juego, y por ende, el disfraz en los peques son:
- Es una fuente de placer que proporciona excitación y alegría.
- Es una experiencia que da libertad al niño para reproducir situaciones vividas o imaginadas, al asumir roles diferentes y actuar como se supone que debería actuar ese personaje.
- Lleva implícito una participación activa que tiene como base la ficción y la actitud de ese niño.
- Requiere empeño, concentración, memoria y atención (procesos psicológicos básicos que son estimulados). A la vez que ayudan a desarrollar la personalidad, la autonomía y la autoestima.
- Favorece el desarrollo cognitivo a través de la interacción y comunicación con su entorno.
- Fomentando la creatividad y la imaginación, comienzan a distinguir entre realidad y fantasía.
- El disfraz, como juego simbólico, favorece el descentramiento cognitivo, ayudando al niño a ponerse en el lugar del otro, desarrollando de este modo la empatía.
Y para las madres y padres que disfrutan de este tiempo con sus hijos e hijas es una manera de crear buenos y bonitos recuerdos, de pasar tiempo en familia, ese bien tan escaso en nuestra sociedad debido a las condiciones socioeconómicas en las que estamos inmersos.
¡A carnavalear! Que la vida solo es una y hay que disfrutarla.
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